Una nota personal sobre África

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El viaje soñado

En mi mochila no eché muchos objetos materiales para un viaje tan largo, pero sí la llené con muchas expectativas.

Había soñado este viaje, pero la pandemia invadió el 2020 y todos los planes se perdieron. Sí, el año pasado fue uno duro, en otras áreas de mi vida perdí mucho, incluso, algunos elementos que amaba. En el área profesional, sin embargo, fue exitoso.

Entré al 2021 con un taco en mi garganta. A veces, nos puede ir muy bien en muchas gestiones pero allá, en la selva profunda de nuestros sentimientos, esos que no podemos controlar, libramos las batallas más duras. Sabía que me hacía falta este viaje que tanto había anhelado. Sabía que muchas de las respuestas a la lluvia fría de dudas que me atacaban estaban en el continente que he amado desde la primera vez que lo pisé, África.

Luego de unos meses de planificación, ante una situación mundial cambiante y convulsa, llegó el momento de empacar la mochila, no sin antes pasar unas semanas de incertidumbre, pues en una salida con unas amistades me corte una pierna y esa herida se me infectó. Pocos días después, también me enfermé. Tuve que ir de emergencia al doctor que, al verme, me dijo: “Vas a estar bien y podrás irte para el viaje”. Esas palabras fueron de apoyo; la herida en la pierna comenzó a mejorar, los antbióticos hicieron su trabajo y empecé, nuevamente, a ver a África en el panorama.

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En mi mochila no eché muchos objetos materiales para un viaje tan largo, pero sí la llené con muchas expectativas. Antes de salir de Puerto Rico tuve una cena inolvidable con una de las mujeres que más amo y que al compartir con ella me inyectó buenas vibras. Al otro día recibí un mensaje de voz de mi amiga, con su voz entrecortada me dijo que ella sabía que este sería el viaje de mi vida. A veces sabemos que nos aman, pero sentirnos amados es la mejor sensación.

Volé a New York en donde estuve un día; quería asegurarme de esperar mis resultados y que todo estuviese en orden con los vuelos. Abordé a la 1:00 de la madrugada con destino a Catar. Luego de casi 24 horas el avión tocó tierra en África. Tan pronto salí del avión levanté mi mirada y un imponente amanecer africano me decía Karibu (Bienvenido en swahili). El amanecer frente a mí era tan hermoso y tan impresionante que sentí cómo se me humedecían los ojos. En ocasiones no esperamos que la vida nos sorprenda, pero nos tiene preparados estos momentos para cuando sean necesarios.

África cambió mi vida en el 2010 cuando me sentía sin rumbo, me encontré a mí mismo. Todo lo que soy se lo debo a ese momento. Así me enamoré de esta tierra que muchos decimos es un continente, pero como decía Ryzard Kapuscinski sobre África en su diario titulado Ébano: “Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria… En realidad, salvo por el nombre geográfico. Africa no existe”.

Llevo unas horas en África. Siento el aire más liviano. A veces viajamos para encontrar respuestas, sin entender que cuando las encontremos surgirán nuevas preguntas. Y así la vida nos tendrá en un ciclo de preguntas y respuestas. Yo no sé si voy a encontrar respuestas a mis preguntas en este viaje, solo quiero vivir este momento como si no hubiese otra oportunidad. Han sido tiempos duros y si no nos tenemos, no tenemos nada. ¡Hola, África! Aquí estoy dispuesto a aprender y a desaprender. Haz lo que tengas que hacer.