NUNCA ES TARDE
Lugar: Bali, Indonesia
Fecha: 2017
Conozcan a Mary. 70 años, inglesa. Una dura. Una de las 5 personas de mi grupo en subir a la cima del volcán Batur en Bali, Indonesia a las 3:00am. El guía no recuerda a alguien tan mayor subirlo. Se cayó una vez y requirió de nuestra ayuda para llegar a la cima. Cuando los 4 le preguntamos qué porqué estaba allí, Mary nos respondió: "Queridos, he vivido mucho, no queda tanto y necesito un tiempo lejos de todos y de mi familia. Vine a una boda en Bali y por qué no retarme. Siempre es bueno encontrarse con uno mismo".
Los 5 hicimos excelente amistad. Habemos 4 que no hemos parado de hablar de Mary hoy. Entonces recuerdo las tantas preguntas constantes:
-¿Por qué viajas solo? ¿Tú pareja te deja?, ¿No te da miedo?
Inmediatamente revolotean tantas preguntas en mi mente, mientras mantengo el temple.
-¿Miedo a qué? ¿A encontrarte contigo mismo? ¿A encontrarte con gente diferente? ¿A desaprender que tu forma de pensar no es la misma en todos lados del Mundo? ¿Por qué alguien tendría que aprobar la libertad de viajar de otro ser humano? ¿Cuándo estar en una relación se convirtió en sinónimo de pérdida de la individualidad y el espacio personal? ¿Quién estableció que las reglas de sujeción en las relaciones dan felicidad?
Hay lugares que me asustan, que me siento perdido, que no estoy seguro; pero por alguna razón confío más en mí en esos momentos, me cuestiono, me leo, me esfuerzo en buscar una solución.
Viajar solo es una de esas experiencias que más te purifican en la vida. Cuando ves personas y culturas diferentes, instantáneamente afloran los pensamientos pre-juiciados en mi mente, esos que desde pequeño te sembraron la "cultura" y "religión", pero se siente bien vencerlos y establecer lazos con esos a los que el prejuicio te limitaría conocer si le das espacio. A veces me río solo, como un loco, porque siento que crezco, que maduro, cada vez que venzo ese prejuicio.
Una sola respuesta: ¡Gracias Mary por recordarme a dónde quiero ir!
¡Nunca es tarde!